lunes, 19 de marzo de 2012 |

Abuelo, ¿por qué sucumbió nuestra civilización? (I)

-¿Qué motivó la decadencia de nuestra civilización? –. Su abuelo sonrío y, tras meditar unos segundos, comenzó a contestar a su cuestión haciendo gala en unas pocas frases de la sabiduría que atesoraba un hombre que ya de joven había sido culto, junto con la experiencia que tan solo la edad es capaz de brindar. 

-Lo que me preguntas ciertamente no es algo fácil de contestar, para obtener una respuesta realmente sólida y fundamentada haría falta una comisión de expertos o una mente pensante realmente privilegiada, por así decirlo, que dominara varios campos que yo desconozco o en los que jamás he profundizado. Digamos que la historia, temática de la que hablamos habitualmente, se presta a cierta interpretación en ocasiones, cuando hay un vacío o cuando las fuentes ya han podido ser tergiversadas de antemano, a este respecto un dicho anónimo reza: “La historia la escriben los vencedores”. Pero lo ideal, las condiciones perfectas que deberían darse, serían las de reconstruirla sin interpretaciones de carácter imaginativo y enseñarla con total objetividad. Esta respuesta por el contrario, más que cualquier otra que te haya dado, deberás tomarla como una humilde opinión personal sin más, y por supuesto no como una verdad absoluta-. Julián se inclinó hacia Óscar tratando de buscar su conformidad -¿Estás seguro de que todavía quieres oírla?-, éste no tardó en proporcionársela asintiendo leve pero rápidamente con la cabeza.

-Bien… –alzó la vista como si las palabras que buscaba estuvieran escritas sobre el techo de hormigón y, tras titubear un instante, inició su abstracción en voz alta-, en última instancia conoces de sobra lo que ocurrió: el conflicto armado, la guerra nuclear, la total debacle. Analizar su desencadenante es una tarea extremadamente compleja, con numerosas correlaciones, no obstante creo que hay cuatro variables muy significativas:

 A mi juicio, como seres humanos y con todo lo que ello conlleva, hicimos un mal uso de ese don evolutivo que nos caracteriza: Nuestra inteligencia, la capacidad de pensar y razonar. Hemos forjado nuestra historia cometiendo serios errores una y otra vez a los que no supimos o no quisimos poner remedio. Recuerdo que otro profesor de la misma facultad y gran amigo mío comparaba al ser humano con un virus nocivo para el planeta, y creo que no iba tan desencaminado… Al fin y al cabo, éramos el único ser vivo que adaptaba su entorno a él, y no al revés, unido al hecho del poco respeto que profesábamos a esas cuestiones y la poca conciencia de la población, vivíamos a base de explotarlo sin pensar en las consecuencias. Ese fue uno de los grandes fallos ¿cómo unos seres tan perspicaces como nosotros, llegaron a crear una sociedad que giraba en torno a elementos totalmente finitos sin el más sumo cuidado en su gestión? No es necesario poseer un alto cociente intelectual para discernir que, en esas circunstancias y si no se producían cambios, su existencia y con ella la nuestra estaba supeditada simple y llanamente al transcurso del tiempo. Esa puede ser la primera razón, el vilipendiar continuamente nuestra relación con el planeta, pensando en nosotros mismos como seres superiores e independientes de nuestro entorno, cuando la mera idea de no depender del planeta que nos acoge y sus recursos resulta absurda. Ello nos condujo a confeccionar una sociedad cuyos pilares tenían fecha de caducidad. 

Pero esa conclusión podría llevarnos a otras preguntas igualmente interesantes, ¿de verdad éramos superiores?, ¿en qué sentido, y a qué? A los animales por ejemplo, desde un punto de vista evolutivo no tiene discusión, ¿y respecto a otras civilizaciones de épocas anteriores? ¿Realmente lo éramos? ¿Qué cualidad o capacidad nos hace serlo? El hecho de contar con una tecnología avanzada no implica, desde mi punto de vista o al menos no necesariamente,  superioridad alguna. ¿Acaso tener armas avanzadas es condición necesaria de una sociedad avanzada? ¿Dónde quedan los avances desde un punto de vista moral? ¿Y ético? Como ves, resulta bastante enrevesado. 

Pongamos el ejemplo de los nativos de Norteamérica, diezmados durante años por colonos que ya entonces utilizaban la premisa de conquistar en nombre de la verdadera fe y la civilización a los que ellos denominaban salvajes. Esos habitantes de las llanuras no conocían los muchos ingenios del ser humano blanco, sus útiles, métodos y modo de vida eran rudimentarios, podría decirse que en muchos aspectos ciertamente sí eran un pueblo con un desarrollo inferior frente a las personas que estaban ocupando y expoliando sus territorios o frente nosotros sin discusión alguna. Sin embargo, desde otros puntos de vista podían ser infinitamente más desarrollados. Ellos, por ejemplo, alejados de los conocimientos científicos, comprendieron sin embargo rápidamente su interrelación con los elementos naturales que les rodeaban, cómo dependían plenamente de la Tierra y de los recursos que ésta les brindaba, y por tanto aprendieron a vivir de un modo sostenible. Con ésto no quiero decir que nosotros hubiéramos debido vivir en tipis, lo que trato de explicarte  es que en ese sentido eran mucho más avanzados que nosotros. Los pueblos supuestamente civilizados, jamás llegamos a llevar a cabo una lección tan básica como esa, que sí supo llevar a cabo un pueblo que desconocía la existencia de una simple rueda. Resulta cuanto menos paradójico.

 Existen muchos tipos de desarrollo, al igual que existen diversos tipos de inteligencia, la inteligencia no es sólo saber cosas, solemos utilizarla como sinónimo de “ser listo”, guardar conocimientos, una persona puede albergar un número inimaginable de ellos y no conocer cómo relacionarse adecuadamente con otras personas, o cómo gestionar sus sentimientos, identificar los sentimientos de los demás…  Lo cual le llevará irremediablemente tarde o temprano a ser infeliz: Inteligencia emocional. De la misma forma podríamos llegar a la conclusión de que la tecnología en sí no es sinónimo completo de avance, si no se tiene en cuenta el campo o la aplicación y correcto uso de ella. Ésta podría ser una segunda razón, el hecho de haber avanzado sin preguntarnos siquiera hacia dónde, si ciertamente nos aguardaba un futuro mejor en ese camino sin tener en cuenta lo que dejábamos atrás, los posibles caminos paralelos, o si en esa estela seguida nuestra sociedad se desprendía poco a poco, como quien deja caer un reguero de migas de pan, de valores a los que no otorgábamos la suficiente importancia.



Continuará...