martes, 1 de mayo de 2012 |

La lectura.

La lectura es para mí uno de tantos hobbys a los que no dedico el tiempo que quisiera, y sin embargo, ha aportado en mi vida más que cualquier otro. Jamás comprenderé a las personas que no disfrutan un libro, como tampoco concibo la vida sin música.

Como todos comencé a leer temprano, en preescolar y en el colegio; pero disfrutar una lectura es algo distinto. Si bien hubo libros en esa época que me atrajeron y empezaron a despertar en mí esa fascinación por la palabra escrita, también hubo otros que consideré soporíferos y fuera totalmente de mi interés. En este sentido creo que para fomentar más la lectura entre los jóvenes se debería dar cierta posibilidad de elección al menos, si será por obras célebres... ¡Que al menos uno empiece leyendo sobre temas que considera que le pueden atraer!

Así pues, no fue hasta los once, quizás doce años, cuando puedo decir que me abstraje totalmente con un libro. Fue con la obra de fantasía épica "El Señor de los Anillos", archiconocida a posteriori por la trilogía que Peter Jackson le dedicó en el cine. Había oído hablar de ese libro, lo cierto es que no recuerdo donde, pero su trasfondo lleno de fantasía, magia y criaturas de todo tipo me resultó tremendamente atrayente por aquel entonces. Decidí que quería leerlo y mi padre, que nunca me negó una peseta si iba dedicada a esos menesteres, se encargó de ponerlo en mis manos. Cuando vi aquel enorme tomo debo decir que me asusté, no supe si iba a ser capaz de leerlo. Pero lo fui, y no solo eso, vaya si lo disfrute... Me sentaba todas las tardes y ya entrada la noche a leer, me sumí en la lectura como nunca antes y devoré página a página aquel libro en larguísimas sesiones que a mí se me pasaban volando. En mi mente trataba de poner imagen a la exquisitamente detallada prosa de Tolkien. Nunca antes había disfrutado un libro de aquella manera, y el caso es que, como uno ya no tiene mente de niño, no sé si volveré a disfrutar otro como en aquella ocasión.

Pero no solo me brindó buenos ratos, creo que me proporcionó un léxico muy amplio para mi edad, y un hobby que no creo que abandone jamás. Por todo lo que me aportó por aquel entonces, lo considero mi libro favorito. Con el tiempo cambia la mentalidad, uno busca encontrar cosas distintas... Es fácil ponerse en situación haciendo un paralelismo musical, siempre hay determinadas canciones para "ese momento", acordes a nuestro estado de ánimo, a nuestras vivencias, y a otras muchas variables. Aparqué ese género literario (aunque simpre gusta uno de ahondar en viejas costumbres de vez en cuando) y comencé a leer desde novelas históricas hasta libros de ciencia ficción. Una vez más debo dar gracias en ese sentido a mi padre, que posee una amplia bilioteca en la que yo, motivado por la curiosidad, acababa hurgando y "robándole" cualquier libro que pudiera ser de mi interés.

Con la carrera mi tiempo para la lectura es mucho más exiguo, huelga decirlo, y ha habido épocas donde prácticamente la he abandonado. Al fin y al cabo si pasas tantas horas leyendo, o con la pantalla del ordenador, etc etc. Lo último que te apetece es volver a fijar la vista una vez llegas a casa o te pones a descansar. Pero tan pronto como dispongo de tiempo nacen nuevas inquietudes al respecto, o acudo a ese libro que estaba deseando leer...

En los últimos años se produjo en mí lo que yo califico como un "despertar político", siempre me he considerado una persona sensible con los problemas de la sociedad, pero sin embargo en ese sentido me desentendía. No fue hasta hace relativamente poco tiempo cuando comencé a sentirme muy atraído, por la necesidad de comprender la situación actual, de sopesar alternativas, de eludir la palabra tergiversada con la que intentan inculcarme sus ideales. Y con ese despertar fluyeron nuevas motivaciones a la hora de sumergirse en los libros.


"Diez días que estremecieron al mundo" (John Reed)

Sin ir más lejos y por poner un mero ejemplo, me hallo ahora sumido en un  pequeño "ciclo autoformativo" sobre el comunismo en general y sobre la unión soviética en particular. Una vez más la palabra escrita aporta algo totalmente nuevo, pues los puntos de vista de la época no se ven reflejados en los medios de televisión. E incluso porque se escapa a la censura (u omisión) de éstos. Resulta delicioso, aunque es una árdua tarea, contrastar información por uno mismo abarcando diversas narraciones y puntos de vista y tratar de formarse una idea propia, no la idea precocinada que te venden habitualmente con una brevísima síntesis que alguien ha elaborado acorde a sus ideales. Lo cierto es que me parecen una ideología y un periodo apasionantes, conforme investigo y doy respuesta a mis preguntas, surgen nuevas dudas a contestar, tejiendo de esta forma una pequeña red que me impulsa a seguir buscando información y adquiriendo conocimientos.


Puede parecer fútil hacer un texto sobre lo loable que es la lectura y difundirlo para más inri en un medio como éste, del que dudo que tenga como adepto a alguien con aprensión a los libros. Pero en cualquier caso, aquí dejo constancia de mi pequeña oda a la palabra escrita.